Una de las cosas más tristes que nos pueden pasar es que vayamos por la calle y vemos a una persona y cuando la saludamos nos damos cuenta que no es quien pensábamos.
Josué en algún momento fue confundido con un personaje. Él había nacido en Egipto y allí vio todas las injusticias que se llevaban a cabo en ese lugar. Su padre le nombró Oseas, que significa “Jehová trae salvación”. Josué pudo ver la salida milagrosa de Israel de Egipto. Pudo ver el Mar Rojo partirse en dos, el maná, estuvo con Moisés en el Monte, cuando Dios le dio los 10 mandamientos, y en el momento cuando estaban por entrar a la Tierra Prometida Jehová le dijo a Moisés que ungiera a Josué pues él habría de meter al pueblo a esa tierra. Vivió tiempos muy difíciles, al igual que los momentos que vivimos el día de hoy.
Josué pasó junto al pueblo el Río Jordán, llegaron a Gilgal, donde circuncidó a todo el pueblo que había nacido en el desierto y ahora se preparaba a conquistar la tierra. Josué ahora se preguntaba: ¿Cómo habría de conquistarla? Él había estado allí 40 años atrás y había visto la tierra y los muros de los pueblos. Pero él agarró fuerzas en el Señor para hacer lo que Dios le mandó que hiciera. El día de hoy tenemos el mismo reto, y nosotros nos preguntamos ¿Cómo habremos de hacerlo? Ap. 21:8. Los cobardes estarán alejados de Dios.
El día de hoy podemos ver que el mundo nos ha ganado la carrera y que Satanás ha ganado en muchos ámbitos van delante de nosotros.
Josué 5:13-15. Josué andaba cerca de Jericó y allí se estaba preparándose mentalmente y espiritualmente. Tal vez Josué se preguntaba ¿Cómo habría de entregarle Dios esa ciudad y toda la tierra? Estaba meditando, pues andaba solo. Mientras pasaba esto, la Palabra de Dios nos dice: “alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano”. Si hubiéramos sido nosotros lo más probable es que hubiéramos salido corriendo, pero la Palabra de Dios nos dice: “Y Josué, yendo hacia él”. Josué era una persona y un soldado valiente. Y le pregunta: “¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos?” Si eres de los nuestros bienvenido, pero si eres enemigo, allí te voy. Pero recibe una respuesta ambigua: “No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora.” Era justamente Jesucristo pre-encarnado. Él no estaba ante cualquier persona, estaba ante una persona especial.
Nosotros queremos muchas veces que las iglesias estén llenas, pero muchas veces queremos que Dios lo haga todo. Si queremos ver Iglesias grandes y florecientes tenemos que trabajar. Las iglesias no se llenan por sí mismas, pero esto solamente pasa si los hijos de Dios trabajan. Dios tenía el poder para poder mandar una peste y arrasar toda la gente o mandar unos 4 ángeles para matar a todos. Si queremos una iglesia grande y floreciente tenemos que trabajar, pagar el precio.
El v.14 nos dice que él era el Príncipe del Ejército de Jehová. Yo soy grande, no pertenezco a esta creación, soy un ser extraordinario. Cristo siempre ha sido diferente a todos.
Inmediatamente, “Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra”, se quedo postrado con la frente en el suelo, reconociendo la grandeza de éste Príncipe. ¿Cuál es nuestra actitud ante Dios? Hay algunos por allí que creen que pueden comprar milagros de Dios, o darle órdenes a Dios. Dios es Dios y nadie le puede dar órdenes, nadie lo puede comprar. Jesús fue exaltado hasta lo sumo (no hay nadie encima de él). Para que en su Nombre se doble toda rodilla. Él es el Rey del Universo. No podemos estar de pie delante del Señor. El profeta dijo: “Ay de mi porque han visto mis ojos a Jehová de los ejércitos”. ¿Cuál era el problema de los fariseos? Sus actitudes, malas, soberbios, rencorosos, inclusive asesinos porque ellos mataron a Jesús. ¿Qué les dijo Jesús? Que los publicanos y las prostitutas iban primero que ellos al Cielo, porque ellos escucharon y creyeron.
Luego dice la Palabra: “le adoró”. Adorar a Dios no es venir a cantar, es rendir nuestras vidas al Señor las 24 horas del día. Es amar a tu esposa, cuidar a tus hijos, es ser fiel en tu trabajo. Lo demás es pura hipocresía y religiosidad.
“y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo?” Él reconoce su posición y la posición del Señor. ¿Somos fieles en lo que hacemos en el lugar donde Dios nos ha puesto?
“Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo.” El mensaje era ese. Tal vez Josué estaba pensando que le iba a decir algo más grandioso.
“Y Josué así lo hizo.” Obediencia. ¿Sabes cómo vas a conquistar a Jericó, Josué? Josué 6:1-16. Un plan grande, pero debía de obedecer en lo pequeño (quitar el calzado de sus pies) primero. ¿Estamos leyendo la Palabra todos los días? ¿Estamos orando todos los días? ¿Estamos compartiendo la Palabra de Dios todos los días? Debemos ser fieles en lo poco, en lo elemental, pues si no lo hacemos en lo elemental, ¿Cómo haremos cosas grandes?
¿Queremos conquistar Tegucigalpa? Tu Iglesia no es 4 paredes, Iglesia es donde quiera que estés. Estamos aquí para conquistar a Tegucigalpa para Cristo. No se puede con gente que solamente se conforme a venir a cantar y a escuchar, pero no hacen nada por ganar a otros para Cristo.
¿Podría Dios traernos a todos aquí y que todos escuchen la Palabra de Dios? Si lo puede hacer, pero no lo hará si nosotros no hacemos lo que debemos de hacer y trabajemos para su gloria y honra.