Iglesia Evangélica Central Centroamericana "Dios es Amor"
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IECCA “Dios Es Amor: 100 años y la fidelidad de Dios permanece

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Por: Isis de Vindel

La Iglesia Evangélica Central Centroamericana – IECCA – “Dios es Amor” de Comayagüela, que  el 9 de agosto de 2012 cumplirá 100 años de fundación, desde sus inicios  ha predicado y guardado celosamente la sana doctrina (Tito 2:1; I Timoteo 1:10) y ha orientado el comportamiento cristiano de sus miembros, en cuanto al culto, las ordenanzas y las prácticas, sobre la base de las enseñanzas  precisas contenidas en las Sagradas Escrituras. 
El primer antecedente que se tiene de la fundación de la  iglesia centroamericana más antigua de la ciudad capital, se remonta a octubre de  1897,  cuando el misionero norteamericano Eduardo Bishop llegó a Comayagüela con el propósito de predicar la palabra de Dios y distribuir biblias y literatura cristiana.
Durante el mes que permaneció don Eduardo en Comayagüela sólo una persona recibió el mensaje de salvación, se trató  de Martín Ordóñez, quien era ciego y  conoció la Biblia porque la señorita Florencia Velásquez se la leía  todos los días y a causa de la lectura y las explicaciones de Martín, ella también se convirtió al evangelio. 

En 1912, treinta y tres   hermanos se  constituyeron en congregación y se reunían  en  la casa de don Isaac Ramírez, quien fungía como pastor de la naciente grey y   colportor (vendedor de biblias) de la entonces Sociedad Bíblica Británica y Foránea. Es por tal razón que 1912 se toma como punto de partida para conmemorar los 100 años de la IECCA. 

Ante el oscurantismo religioso que se vivía en aquella  época, la Iglesia Central, bajo el pastorado del misionero Federico Lincoln, en 1913,   asumió el reto de difundir el evangelio en cada barrio, colonia y aldea del Distrito Central, convirtiendo a la IECCA en una  base de operaciones para expandir el evangelio no solo a nivel local sino a otros municipios y aldeas de los departamentos de Francisco Morazán,   Choluteca y Valle, movilizándose por tortuosos caminos de herradura que solo podían recorrerse a lomo de mula. 

Es hasta el 9 de agosto de 1935, que la IECCA  pasó de ser una congregación a ser una iglesia  formal integrada por un pastor,  un Concilio, ministerios y cargos administrativos. 

A pesar de que la Constitución de la República garantizaba la libertad de culto, la  intolerancia ante el evangelio era feroz entre ciertos feligreses de la religión mayoritaria en el país.   En  una de las actas de asamblea de IECCA de 1935, un hermano propuso que: “se  tapara con tela metálica el frente de la capilla para evitar la entrada de las piedras que tiraban  de la calle”. Los atropellos ocurrían mientras se realizaban los cultos. 

Calumnias tales como que:  “los evangélicos tenían pacto con el diablo”, insultos y agresiones físicas eran frecuentes en las primeras décadas de existencia de la Iglesia Central, pero esto no significó ningún obstáculo para que los misioneros norteamericanos y los obreros   nacionales continuaran  dando las buenas nuevas de salvación a un pueblo necesitado de la palabra de Dios y que hasta ese  momento nunca había tenido la oportunidad de tener una Biblia en sus manos. 

En la capital, la IECCA colaboró con obreros y recursos económicos  para  la fundación de las iglesias centroamericanas: El Tabernáculo, Barrio Villa Adela;  Fuente de Agua Viva, colonia Villa Vieja y antes en la colonia Kennedy;  Haced Discípulos, colonia El Pedregal; Dios con Nosotros,  colonia San Miguel; Eben-Ezer,  Hato de En medio; Berea,  Colonia Cerro Grande; y la Iglesia Ed,  colonia El Sitio. Son innumerables las ayudas que también se dieron a otras obras alrededor del país. 

En la actualidad y siguiendo los pasos de sus fundadores, la Iglesia Central Centroamericana cuenta con dos nuevas obras: Una en la Colonia Buena Vista de Comayagüela y la otra en la aldea de Soroguara. 

A lo largo de un siglo de predicar el evangelio de nuestro Señor Jesucristo, la Iglesia Central Centroamericana “Dios es Amor” de Comayagüela ha aportado a otras denominaciones fraternas,  hombres y mujeres con una buena formación bíblica que ha permitido el crecimiento numérico y espiritual de la Iglesia Universal. 

Después de 100 años proclamando el bendito evangelio de nuestro Señor Jesucristo y siendo objeto de la fidelidad del Dios vivo, la IECCA afirma  con convicción lo declarado en Miqueas 4:5: “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.” 

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