“Y le mostraré que yo juzgaré su casa para siempre, por la iniquidad que él sabe; porque sus hijos han blasfemado a Dios, y él no los ha estorbado.” (1Sa 3:13)
Este texto refleja la conducta de Eli y sus hijos, pero también la condición espiritual que estaba viviendo Israel. I Samuel 4 nos cuenta lo que pasó cuando los filisteos capturaron el Arca y murieron Eli y sus hijos aparte de la reacción del pueblo. Hay un problema en la nación y tienen una derrota catastrófica de Israel.
I Samuel 6:1-3 narra lo que los filisteos sufrieron al tener el Arca con ellos y luego vemos la presencia de Jehová entre ellos, que no eran su pueblo.
I. Orden de construir el Arca del Pacto
Éxodo 25
Dios le dijo a Moisés que construyese el Arca. Éxodo 25:22 no habla que Dios hablaría desde allí. En Éxodo 40:34-35 vemos la presencia de Dios llenando el Tabernáculo.
II. De la casa de Abinadab hacia la casa de Obed-Edom
I de Samuel 7.
En el cap. 6 encontramos el segundo intento de llevar el Arca de regreso. En I Samuel 7:1,2 vemos que el Arca estuvo en una casa sin que el pueblo de Israel tuviera contacto con Dios a través del Arca por 20 años. Si no se valora la presencia de Dios en la vida de la persona entonces comienzan a existir problemas.
III. De la casa de Obed-Edom a la casa de David
II de Samuel 6
El utilizar bueyes fue el instrumento utilizado por los filisteos al devolver el Arca a Israel, lo cual no era el medio correcto, pues Dios no vive con los animales sino con las personas. La orden dada por Dios a Israel era que los que cargarían el Arca eran los levitas (Deuteronomio 10:8). Hay cosas que hacemos algunas veces con buena intención, pero si la Biblia no lo indica, no es agradable a Dios. Debemos hacer lo que Dios quiere conforme a lo que Dios dice.
En el v.5 encontramos que el pueblo de Israel y David danzaban (bailaban), lo cual era una práctica cultural y no litúrgica. En el Nuevo Testamento no existe ninguna instrucción para que en la Iglesia lo practique.
En el v. 6 vemos otra buena intención, esta vez de parte de Uza, pero por haber hecho eso fue muerte. Lo que comienza mal, termina mal.
Cuando el Arca llegó a la casa de Obed-edom vemos que él tuvo el corazón de Dios, por lo cual Dios le bendijo en gran manera. Dios convivió con Obed-edom y viceversa por 3 meses. La presencia de Dios en mi casa tiene un gran valor. En la casa de Abinadab paso 20 años y no pasó nada. En I Crónicas 26:5-8 encontramos que la generación de Obed-edom también fueron bendecidos.
Conclusión
¡La bendición de Dios a la vida de personas que saben valorar la presencia de Dios en sus vidas es grande!