Hno. Orlando Bulnes.
Renovación. Entre los grupos católicos existe un grupo que se llama renovación carismática, buscando la renovación.
Definición: Hacer algo que ya está hecho, pero hacerlo como si fuera nuevo. Restablecer una relación que posiblemente se había afectado.
Col. 3:7-19. Pablo nos llama a no afanarnos por las cosas de esta vida. Existen momentos en los cuales nos enfrascamos en cosas que no deberían ser las prioridades para el creyente. Este año se vaticina un año terrible, tanto económicamente como en otras áreas. El gran problema del hombre es estar tan preocupado por cosas que le pueden ocurrir, pero que no ocurren. Tampoco se puede decir que lo que nos pasa no es fácil. Realmente nosotros no dependemos de las circunstancias, sino en Dios. Muchas veces estamos tan enfocados en este mundo que nos volvemos negativos en lugar de estar confiado.
El concepto de “viejo hombre” en Col. 3:9 pertenece a este mundo. Este mundo no es bueno, y no podemos pretender que este mundo mejorará. En medio de las necesidades y de los problemas, Pablo decía que estaba preparado para ello. Esto se debe a la capacidad que Dios da para ello. El “viejo hombre” se repite en varios pasajes por el mismo Pablo. Siempre se vincula con la naturaleza pecaminosa del humano, que no ha sido quitado en nuestras vidas, sino que está latente.
También se menciona el “nuevo hombre” v.10, que es contrario al anterior, y es aquel que nos hace ver que hemos sido renovado por la obra renovadora del Espíritu Santo. La renovación, como dijimos, es hacer algo que ya estaba hecho, como si fuera algo nuevo. Dios no nos cambió totalmente, sino que vamos cambiando progresivamente. No existe un cristiano renovado instantáneamente. Dios nunca produjo siervos renovados instantáneos. Es un proceso, muchas veces difícil.
Pablo, teniendo fama en su tiempo antes de conocer al Señor, siendo instruido a los pies de Gamaliel (una eminencia en la ley hebrea). Esto no le dio ninguna diferencia en cuanto a cómo obró Dios en él. Dios trabajó en la vida de Pablo, fue un proceso. Pablo mismo lo dijo: “No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.” (Flp 3:12)
Pablo nos llama a renovar nuestra mente: “y renovaos en el espíritu de vuestra mente,” (Efe 4:23). El primer paso para poder renovarnos es nuestra mente de las influencias de este mundo y de nuestra propia concupiscencia.
Romanos 7:15-25. Pablo habla de dos naturalezas, como si en nosotros hubiera 2 personas. Uno que desea continuamente el mal, el pecado. La otra persona es la que Dios ha depositado en nosotros. Pablo llega a una conclusión: “¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom 7:24). ¿Tiene usted ese conflicto? Si lo niega está mintiendo. El ser humano natural se opone a Cristo.
¿Cómo renovamos nuestra mente? El hombre es lo que se alimenta. ¿De qué nos estamos llenando? ¿De qué estamos saturando nuestra mente? Necesitamos oír la voz de Dios. Muchas veces nos equivocamos y escuchamos más la voz del mundo. La voluntad de Dios es que nos renovemos, comenzando por nuestra mente.
¿Cómo se puede llevar a cabo la renovación? No existe un programa ni un plan para seguir al pie de la letra. ¿Por qué no estamos siendo renovados? Por estar enfrascados en cosas de la vida. Dios nunca nos va a imponer cambios en nuestras vidas.
“Pero ahora dejad también vosotros todas estas cosas: ira, enojo, malicia, blasfemia, palabras deshonestas de vuestra boca.” (Col 3:8). El versículo 12 nos llama a vestirnos, que es ponerse algo encima. Vestirnos como escogidos de Dios se explica en las palabras subsiguientes: “santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.” Misericordia es ponerse en los pies de los demás. ¡Cuánta misericordia nos hace falta! La palabra “soportándoos” se repite varias veces en este pasaje. ¿Existirá este problema en medio de los hermanos, en el cual hay personas que no pueden soportar a otra persona? ¿Existirán quejas entre los hermanos? El perdón es una de las acciones más difíciles que existe. Debemos de aprender a perdonar y olvidar. ¡Qué bueno que Dios no nos vive recordando de donde nos sacó! No lo hagamos nosotros.
Debemos vestirnos con amor (v.14). Cuando mostramos amor trae como consecuencia la paz de Dios (v.15). Muchas veces no tenemos paz, sino conflicto, debido a que no nos estamos vistiendo de estas cosas. También nos llama a ser agradecidos, sabiendo que lo que tenemos es porque Dios nos lo ha dado, no porque nosotros lo merezcamos, sino porque Dios en su infinita misericordia, nos lo ha dado. Agradecer es aquella actitud al ver que no merecemos lo que Dios nos ha dado. No debemos esperar a que nos pasen cosas espectaculares en nuestras vidas para ser agradecidos. Debemos ser agradecidos. Dios se glorifica en las cosas sencillas de nuestras vidas: tener una familia, un trabajo, salud, etc.
El v.16 nos menciona que debe existir abundancia de las palabras de Cristo en nosotros. Esto nos llevará a cantar con salmos, himnos y cánticos espirituales.
Renovarnos es ser sensible a la voz de Dios, de mis hermanos en Cristo, de mi familia, aun de personas inconversas, a las cuales podemos ser de influencia. No nos dejemos guiar por los malos augurios que trae este año, sino en la palabra de Dios. La lucha y las pruebas son la escuela de Dios y va a permitir que venga a nuestra vida para que aprendamos a escuchar la voz de Dios en medio de tanto murmullo en este mundo.